“Como tú, deseé tener una memoria inconsolable, una memoria de sombras
y de piedra.”
M. Duras, Hiroshima mon amour.
Cuando G. se fue, mucha gente lo tomó bastante mal.
Muchos quedaron muy sorprendidos.
Muchos corrieron al doctor,
interpretando su partida como una llamada de atención al cuidado de la salud.
Algunos otros inventaron un
relato con cortes místicos y trascendentales, haciendo de la muerte una especie
de apoteosis de un aprendizaje que cada uno debe transitar, etc. etc.
A algunos, capaz los menos - entre ellos yo -
nos quedó solamente el Dolor.
El dolor, como escribió Duras,
necesita espacio. Y el espacio del dolor es de tiempo y soledad.
Eventualmente, uno reanuda ese
ritual de darle sentido a las cosas, a pesar de que la realidad se siente
devaluada con este tipo de pérdidas, inexplicables e injustas. Eventualmente, también, y a la larga,
después de un tiempo, comenzamos a olvidar.
Está dicho que la memoria es ese
doble movimiento de recordar y olvidar. De alguna manera, los recuerdos son
ediciones un poco arbitrarias de nuestro pasado. Yo de G. recuerdo algunas cosas,
muchas otras olvidé. Su recuerdo pasó por muchos estadios, hasta llegar
finalmente a una afirmación muy simple: G. era mi amigo, y yo lo amaba.
Lo que sentí, con el paso del
tiempo, es que capaz lo más trascendental de las personas que nos rodean,
cuando ya no están, no es lo que recordamos u olvidamos de ellas, sino la
huella del amor y de la compañía que dejan en nosotros.
Cuando pienso en G., lo hago con
una sonrisa de agradecimiento.
Para quienes no lo conocían, abajo les dejo un video que hizo la
hermana de G. con fragmentos de otros videos. Si prestan atención, estamos en
un momento los dos tirándonos un paso (yo tenía corte carré, nada que ver. ¡Oh,
adolescencia!).
Hermoso video! Hermoso tu escrito! La pipa y el traje del abuelo. Esta imagen guardo de él, una imagen llena de símbolos para quien quiera y pueda verlos. Guardo también recortes de algunas conversaciones, la visión de su mente sagaz y sus hermosos ojos escrutadores.
ResponderEliminarRendimos las pruebas y pasamos de grado, algunos más rápido que otros que discurrimos la vida con la lentitud de los pueblos perdidos...
Guido, amigo mágico y mordaz. Gracias madre!
ResponderEliminar